7 hábitos que pueden poner en peligro tu trabajo

7 hábitos que pueden poner en peligro tu trabajo

Dentro de una empresa, se puede pensar en la «improductividad» de los empleados de tres maneras diferentes. En primer lugar, puedes ser un empleado tan sobresaliente y brillante en la oficina que en realidad se te olvida el hecho de que nunca has sido realmente productivo. En segundo lugar, tus supervisores pueden ver que tu trabajo está empezando a declinar y te has convertido en alguien improductivo. O, por último, puedes simplemente ser improductivo y todo el mundo lo sabe.

Sin embargo, en las tres situaciones, las características que ponen en evidencia la improductividad son las mismas. Si un empleador es capaz de reconocer algunas de estas características en ti, considerará que eres improductivo, y esto puede poner en peligro tu trabajo. Si tienes alguno de estos hábitos, considera modificarlos si quieres conservar tu puesto de trabajo.

Quejarse

No importa por qué alguien se queja, ni hacia quien dirige sus quejas, lo importante para un empleador es que las quejas a menudo muestran que una persona no está dispuesta a esforzarse para hacer un cambio. Es una pérdida de tiempo, y es casi siempre más fácil quejarse que ser productivo.

Poner excusas

Al igual que quejarse, poner excusas no es la manera de ser productivo. Una cosa es que las cosas no se hagan porque otras cosas porque tienen prioridad, pero si hay algo que no realiza, debido a una excusa injusta, entonces considerarán que eres un empleado problemático. Los empleadores empezarán a prestar atención y podrán ver si parece que tienes una excusa para todo. Una o dos excusas de vez en cuando está bien, pero, si no controlas este hábito, se te puede ir de las manos rápidamente y convertirse en un problema.

Posponer tareas

Esta característica está ligada a las excusas. La mayoría de las veces, un empleado va a posponer algo debido a una excusa. Otras veces, puedes pensar que una tarea puede esperar y posponerla porque consideras que no es prioritaria. De nuevo, aunque esto podría estar bien en pequeñas dosis, si se convierte en un hábito, tendrás un problema.

Dejar todo a cargo del jefe

Esto puede suceder por una de dos razones: o bien esperas que el jefe haga el trabajo o que lo delegue a otra persona (por lo general, a causa de una excusa que pones), o no sientes que puedes ser lo suficientemente independiente para hacer las cosas. En cualquiera de estas situaciones, no serás considerado por tus superiores como un empleado productivo. Parte de la productividad es ser capaz de resolver los problemas que nos encontramos. Debes ser creativo y trabajar duro para resolverlos, y parte  de esto es realmente querer resolverlos. Dejar todo a cargo del jefe no ayuda a nadie a hacer las cosas con responsabilidad, y por lo tanto perjudica a la productividad.

Sólo preocuparse por obtener reconocimiento

Este es un signo clásico de alguien que en realidad no se preocupa por el trabajo. Debes, por lo tanto, evitar que tu intención de ser productivo tenga como fin principal obtener el reconocimiento a largo plazo. Para ser realmente productivo, tienes que ser creativo e innovador en tu rol. Usar tu tiempo de manera eficiente no sólo consiste en limitarte a hacer lo que te dicen. Además de mostrarte como un empleado improductivo, esta es una característica que realmente muestra que no estás motivado, lo que nos lleva al siguiente punto.

Falta de motivación

Normalmente, se puede saber si las personas no tienen la motivación suficiente si están haciendo todas las cosas mencionadas anteriormente, como poner excusas, posponer las cosas, quejarse, y depender demasiado del jefe. Todos estos comportamientos, en combinación con una actitud letárgica, contribuyen a que no seas un empleado productivo. Si no te preocupas por la empresa y por todo aquello que afecta a su productividad, tus supervisores no te verán como alguien productivo y pondrás en riesgo tu permanencia en tu puesto de trabajo. Después de todo, ser productivo requiere mucho esfuerzo.

La mejora personal se está deteniendo

Esto es lo que suele ocurrir cuando la gente se da por satisfecha en su trabajo. Tal vez estés haciendo lo que se te pide y no pones excusas o ni te quejas frecuentemente. Tal vez, incluso puedas, a veces, resolver los problemas sin depender del jefe y hacer las cosas. Pero si tu talento personal y mejora continua se están perdiendo, entonces tu trabajo se convierte en rutina. Parte de ser productivo es el aprendizaje de nuevas habilidades y hacer notar tu estilo propio de trabajo (incluso si es sólo para ayudar a la empresa, sin un reconocimiento adicional). Esto demuestra tanto la independencia como la motivación que tienes para desempeñarte en tu puesto. Sin esto, la productividad se ve afectada.

Como se puede ver, muchos de los comportamientos mencionados anteriormente son un complemento del otro y están encadenados. La combinación de los hábitos que describimos en este artículo casi funciona como un efecto dominó, por lo que es muy probable que, si eres un empleado improductivo, exhibas al mismo tiempo más de tres o cuatro de las características de la lista. Lo mejor que puedes hacer como empleado es ser capaz de buscar y reconocer estos rasgos y luego tomar medidas para superarlas, antes que tu empleador busque a alguien que te sustituya en tu puesto de trabajo.

Te aconsejamos que no pongas excusas para evitar desarrollar una tarea, ni pospongas para después lo que puedas hacer en el momento. Confía en tus propias capacidades para llevar adelante tu trabajo. Recuerda que, si un jefe te asigna una tarea, es porque sabe que eres capaz de hacerla. Al mismo tiempo, no siempre tienes que esperar que tu jefe o tus compañeros hagan lo que puedes hacer tú. Al mismo tiempo, nunca des por sentado que tu rendimiento en tu puesto es óptimo. Siempre puedes mejorar, incorporar nuevas habilidades y tomar más responsabilidades. Si te mantienes motivado, no sólo conservarás tu puesto de trabajo, también obtendrás el reconocimiento por parte de tus superiores y tu empleador.

Imagen cortesía de Gestion.pe

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