Ciertas investigaciones enfocadas en el rendimiento y la productividad laboral indican que una persona promedio, se distrae cada 40 segundos al trabajar frente a una computador. Esta cifra es relativamente alta: quiere decir que ni siquiera un minuto es posible trabajar sin ponerse a pensar en otra cosa.

Sin embargo, esto no es demasiado grave: será relativamente fácil volver a tomar el buen carril y volver a la tarea. El problema viene cuando la atención se pierde por completo: se pueden tardar unos buenos veinte minutos hasta que se pueda volver a concentrarse, según señalan algunas investigaciones.

No es muy difícil entender el por qué de las distracciones: el cerebro de los seres humanos está diseñado para responder a cosas placenteras, novedosas o amenazadoras. Estos son los distractores más generalizados que existen.    

Distracciones

Si bien en un principio las distracciones fueron para la humanidad un asunto de supervivencia (esto porque permitieron que la atención de nuestros ancestros se centrara en diferentes cosas, favoreciendo el permanecer con vida en ambientes hostiles ) en la actualidad éstas no ayudan para nada a la supervivencia.

Por el contrario, se podría decir que las distracciones atentan contra la producción y la productividad: es normal que una página de cualquier red social sea más atractiva que escribir un informe, pero cumplir con las obligaciones es muy importante.  

Por eso, aquí seleccionamos algunas estrategias que te pueden servir para que las distracciones sean más leves.

1. Crear un ritual. Esta es una manera de dominar nuestras distracciones. Para esto pueden servir diferentes métodos, hasta aplicaciones que permiten bloquear ciertas páginas en nuestros dispositivos. Lo ideal es tratar de concentrarse y eliminar lo más posible las distracciones. Vale ponerse auriculares silenciosos, evitar música y ruidos, poner el celular en silencio: en fin, que soluciones hay tantas como diferentes son las personas. La idea es evitar las distracciones cuando hay que emprender alguna labor delicada o que requiera toda nuestra atención para poder completarse con éxito. Recuerda que el entorno es importante: no es igual trabajar en casa, sin mayores elementos distractores, que en una oficina por la que circulan gran cantidad de personas por minuto. Por eso es que cada ritual anti-distracción será diferente y dependerá en sumo del entorno de cada uno.
2. Establecer metas cada día. Es posible hacer cada mañana una agenda: por favor, que sea realista. Puedes elegir dos o tres tareas que quieres realizar o que necesitas cumplir cada día y enfocarte en ellas. Es posible que cada día debas realizar más de tres tareas. Pero simplemente, elige las dos o tres que consideres más relevantes y que sepas que las puedes cumplir a cabalidad y ponlas en una lista. Respecto a las otras tareas, puedes realizar otra lista con labores de menor importancia. Esta elaboración de una lista de prioridades genera un cierto efecto mental: hay cosas que debes hacer y sabes que puedes lograrlo. Se trata de un asunto de orden mental.    
3. Proponer metas más altas. Cuando hay un tiempo determinado para realizar una tarea, la tendencia es expandirse hacia los límites. Esto es totalmente normal y es ciertamente un factor de distracción el poseer más tiempo de lo necesario para terminar una tarea. Por esto es necesario que evalúes el nivel de dificultad que estás poniendo en tus tareas: es posible que las distracciones te inunden porque no tienes desafíos suficientes en tu trabajo. Y no solamente eso, sino que las distracciones pueden ser señales de que necesitas urgentemente trabajos que ocupen tu atención con mayor intensidad.
4. Establecer tus propios límites. Puede ser que tengas dos días para terminar un informe: sencillamente proponte terminarlo para hoy mismo a una hora determinada. Se trata de poner una especie de temporizador para aquellas tareas que puedan ser más aburridas o monótonas, haciendo una especie de juego el terminarlas mucho antes de lo previsto. Así, sabrás que le dedicarás toda tu atención para poder cumplir con lo que te has propuesto a ti mismo.  Después de terminar eso, dedica un tiempo a cualquier actividad placentera que quieras.
5. No dejar nada para mañana. Es posible que caigas constantemente en la tentación de dejar cosas para el día siguiente. Que suceda una vez, puede ser aceptable. Pero que se convierta en un patrón de conducta indica que algo más está pasando. Si dejas de hacer las cosas por caer en la tentación de ocuparte más de las distracciones, para un momento y analiza qué es lo que sucede. Puede ser que sean labores abrumadoras, que te sientas amenazado o inseguro para cumplirlas, o que simplemente te aburran tanto que las desplaces para luego. En todo caso, piensa en las causas de esto y ármate de lápiz y papel: pon las posibles causas en una lista y atácalas sin compasión.
6. Hacer seguimiento de pendientes. Es posible que se te acumulen cierta tareas. Para evitar las distracciones y lograr una mayor eficiencia en tus labores, realiza un constante seguimiento de las tareas que vayan quedando pendientes. Es muy simple y te resultará efectivo.
7. Limpiar tu entorno. Es una regla muy simple, pero a veces no lo hacemos y sufrimos las consecuencias. Un escritorio ordenado, limpio y despojado de objetos innecesarios puede ayudarnos mucho a organizar nuestros procesos mentales. Esto aplica también en el escritorio de las computadoras.
8. Buscar tu mejor hora. Es posible que te sientas más alerta en algunas horas de día que en otras. Entonces, aprovecha esta circunstancia para que juegue a tu favor. Precisamente en esos momentos del día en que tu mente esté más activa, aprovecha para plantearte los retos más importantes: esto te ayudará a evitar distracciones.   

En definitiva, sabemos que nuestras mentes están programadas para distraerse. Es una especie de anhelo que puede traer desastrosas consecuencias a nivel laboral. De lo que se trata es mantener a raya nuestras distracciones y que podamos realizar nuestras obligaciones con mayor eficiencia.    

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