En la actualidad se considera que los empleados maduros no tienen gran cosa que aportar al lugar de trabajo. Por esta razón, muchas empresas prefieren contar con trabajadores jóvenes que tengan más disposición a recibir formación y orientación.
Sin embargo, te sorprendería saber lo mucho que los empleados maduros pueden aportar a tu compañía y lo que tus trabajadores jóvenes pueden aprender de ellos y viceversa. En este artículo te explicaremos lo que cada uno de estos grupos puede aprender del otro.
Lo que los jóvenes pueden aprender de los mayores
Controlar el trabajo
De una persona experimentada hay mucho que aprender, especialmente en el tema de los valores, la educación y sobre todo el respeto que muchos jóvenes tienen como reto aun para seguir en sus carreras profesionales. Saber cómo controlar el trabajo es algo que conocen a la perfección los más experimentados.
Generalmente, las personas mayores de 40 años suelen ser más capaces de controlar su trabajo en comparación con aquellos menores de dicha edad. Sin duda alguna, las demandas de trabajo para una persona de 30 años suelen ser casi siempre difíciles de ejecutar y si a esto le sumas el estrés de la vida cotidiana, criar niños, impresionar a los jefes, tener cliente a quienes servir, etc.
Frente a todas estas demandas, es más que evidente que en algún punto se pierda el total control del trabajo y no es para nada descabellado que suelan agotarse mucho más rápido en comparación con el resto de los empleados fuera del grupo de edad. Por ello, algunos trabajadores mayores han aprendido a ejercer el control sobre su trabajo, pues ya han pasado por todo esto antes y lograron sobrevivir.
Los empleados mayores saben qué y cuándo delegar, cuándo rechazar las demandas de los demás y cuando aceptarlas. Ellos han aprendido que algunas de las restricciones que pensaban eran inamovibles podrían replantearse pensándolas de manera más creativa.
Los conocimientos son perfeccionados durante años de trabajo que podrían ser de un gran uso para los trabajadores más jóvenes que luchan por entender cómo controlar su vida laboral. Trabajar más de cerca en una relación de coaching también sensibilizaría a los trabajadores mayores a las demandas que enfrentan sus colegas más jóvenes.
Ser financieramente competente
Aprender a construir y a mantener activos tangibles es crucial para llevar una vida larga y productiva. Los cálculos de la tasa de ahorro y la planificación de la jubilación lo aclaran. Por ejemplo, si vives a 85 años y deseas jubilarte en el 50% de tu ingreso final, entonces con una tasa de ahorro anual de 18%, puedes planear jubilarte a los 65 años; Con una tasa de ahorro anual del 8%, tu edad de jubilación es de 75 años. Tener suficiente conocimiento financiero para entender estas opciones y consecuencias es crucial.
Sin embargo, los jóvenes generalmente se sienten menos cómodos con su educación financiera aunque con el tiempo la alfabetización financiera aumenta. Por esta razón es que tiene sentido para los mayores compartir sus ideas acerca de finanzas con los jóvenes.
¿Cómo podría darse esto?
La competencia financiera tiene dos elementos claves: la educación financiera y la comprensión de las finanzas personales junto a la agencia financiera y el control en términos de comportamiento cotidiano.
En particular, alrededor del auto-control y la colocación de un valor en tu futuro “yo”. Ambos son cruciales. Toma esas tasas de ahorro, por ejemplo, en estudios realizados se muestra que la mayoría de los jubilados desearon haber ahorrado más, pero no tuvieron el autocontrol durante su vida laboral para ahorrar en lugar de gastar. Los empleados mayores pueden ayudar a los jóvenes a darse cuenta de su futuro “yo”.
Lo que los mayores pueden aprender de los jóvenes
Para continuar con lo que pueden aprender de empleados maduros y lo que estos pueden aprender de los más jóvenes, en este caso también los mayores pueden sacarle provecho a los conocimientos más frescos y actuales.
Saber cómo construir diversas redes
En el caso de una perspectiva de vidas largas y productivas, está claro que cuando se trata de activos intangibles, el desarrollo de relaciones y redes es crucial en cualquier etapa. El capital social incorporado en estas redes refuerza la adquisición de nuevas habilidades a través de la tutoría y el coaching que pueden crear la diversidad de asociación crucialmente importante para el cambio personal y la transformación.
Generalmente, las personas mayores de 50 años simplemente están manteniendo la red actualizada y no construyen nuevas redes. Como resultado, sus redes serán cada vez más homogéneas y estáticas, simplemente demasiado suaves y cómodas. Esta homogeneidad no resultará nada bien para cuando requieran transformarse.
Es como una segunda naturaleza cuando las personas empiezan su carrera para llegar a conocer gente nueva, construir diversas redes, y encontrar entrenadores y mentores activos. ¿Por qué no animar a los jóvenes a entrenar a los mayores en cómo crear y mantener diversas redes?
A medida que la vida y el trabajo se expanden, cada uno pasará por más cambios y transiciones. Tener las habilidades y los bienes transformacionales para apoyar este cambio tiende a ser algo que es más fuerte en los jóvenes. Sin embargo, todos necesitan mostrar esta habilidad a lo largo de sus vidas.
Esto tiene mucho más sentido en un mundo donde la reputación no se logra sólo a través de la linealidad de un CV o de los cuerpos profesionales convencionales, sino a través de la curación de los medios sociales. En esta área se debe conocer cómo llegar y conectarse con redes más diversas y los empleados más jóvenes pueden ofrecer consejos e información a quienes lo necesiten.
A medida que la vida laboral se extiende, diferentes grupos de edades trabajarán estrechamente y la creación de oportunidades para el entrenamiento en todo tipo de edades podría ser una maravillosa manera de animar a la gente a entenderse mejor.
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