Pedir ayuda cuando necesitamos realizar una tarea para la que no nos bastamos solos, y recibir lo pedido, es en muchos casos uno de los mayores beneficios que puede recibir el ser humano como parte de una realidad social. Es que la capacidad de ayudar a otros aporta grandes beneficios no sólo al que recibe la ayuda, sino también al que la otorga, aumentando su autoestima y su propia valoración, entre otros efectos positivos.
Sin embargo, en el entorno laboral no siempre una petición de ayuda es tan fácil de solicitar. De hecho, hay muchos casos en los que no nos encontramos dispuestos a solicitar ayuda, a pesar que la necesitemos a gritos, porque podemos figurarnos que los otros verán dicha petición como algo negativo.
Esto porque en muchos entornos laborales existe una cierta competencia y quizás podemos percibir que pedir ayuda puede mostrar debilidades y hacernos sentir que no tenemos lo que hace falta para lograr el éxito en nuestras labores.
Pero, no todo está perdido. De hecho, en muchas posiciones de mando es necesario pedir ayuda a los diferentes colaboradores. Aquí te contamos cómo hacer para gestionar las peticiones de ayuda en tu entorno laboral sin que esto menoscabe la confianza en tí mismo ni afecte negativamente las percepciones que tus compañeros de trabajo o subordinados pudiesen tener sobre ti.
- Instruir. Puede darse el caso que necesitas encargar a una persona o equipo para hacer una labor determinada. Aunque tengas reticencias, debes entender que hay muchas labores que no podrás realizar solo, así que necesariamente tendrás que contar con el apoyo de otras personas. Para eso es necesario que instruyas a las personas o al equipo en aquellas tareas que hay que realizar. Por supuesto que aquí vale el refrán de que es mejor enseñar con el propio ejemplo. Esto tendrá la consecuencia directa de que aumentará el respeto de tus subordinados hacia tí.
- Persuadir. Si ya el equipo o la persona han realizado la tarea con anterioridad, un buen líder utilizará la persuasión para lograr su colaboración al ciento por ciento. Si es una tarea necesaria de hacer, el jefe deberá hacer entender a sus subordinados la importancia de la tarea que van a realizar, así como lograr una adecuada motivación que permita mejorar la autoestima general del equipo o persona que emprenderá la labor.
- Participar. Es propio de los buenos líderes escuchar y tomar en cuentas las opiniones de sus colaboradores. En el caso de que se necesite la ayuda de un colaborador o subordinado para realizar una tarea, y que el colaborador sepa realizar la tarea incluso mejor que el líder, sea porque tiene experiencia o porque simplemente es su campo de trabajo, es bueno hacerle sentir partícipe de la función. Incluso es totalmente pertinente preguntarle de qué manera realizaría una determinada labor. Esto no sólo lo hará sentirse más tomado en cuenta, sino que también podrá realizar la labor encomendada con la mayor eficiencia que otorga la motivación.
- Delegar. Una de las características más resaltantes de los líderes y conductores es la de saber delegar. Esto es una cuestión fundamental, ya que aunque un líder puede conocer a profundidad los procesos que implica una tarea determinada, siempre será necesario que cuente con un equipo que lo apoye precisamente cuando así lo necesite.
Ahora bien, puede darse el caso que la ayuda que necesitas pedir sólo se la puedes pedir a tu jefe. ¿Cómo hacer para solicitar la ayuda y no quedar ante tu jefe como un incompetente? Aquí te damos unos tips para que pidas ayudas ayuda y salgas airoso.
- Busca la forma en la que se lo pedirás. Cada organización es diferente, pero en general suelen existir canales de comunicación establecidos entre el jefe y sus subordinados. En todo caso, deberás decidir si le escribes un correo electrónico o si por el contrario, lo enfrentas cara a cara con tu problema. Es posible que todo dependa de qué tan urgente sea el problema. Por supuesto que una urgencia se merece algo más que un tranquilo correo electrónico.
- Ármate de los datos necesarios. Aunque no conozcas la solución al problema, lo que sí puedes hacer es tener es una visión general del entorno para transmitirla a tu jefe. Así será más fácil que se pueda identificar la mejor manera de avanzar en la solución.
- Identifica las consecuencias. Si estás acudiendo a tu jefe en busca de una solución es porque el problema es realmente de cierta importancia. En ese caso, la decisión correcta es involucrarlo: si es algo lo suficientemente trascendente, seguro que va a querer saber lo que está pasando.
- No te disculpes. Aunque puedas pasar por la gran tentación de pedir disculpas por no saber la solución, no lo hagas. Lo principal es entender que mostrar que no se saben todas las respuestas no es necesariamente un síntoma de debilidad.
- Presta atención y toma notas. Puede ser que por varias razones no sepas la respuesta a un problema determinado. Sin embargo, si se te presentan problemas similares y sigues sin saber qué hacer, entonces es posible que no estés prestando la atención requerida. Es decir, que cuando pidas ayuda para solucionar un problema, asegúrate de documentar la solución que tu jefe te ha dado. Así, la próxima vez tendrás más herramientas para dar por tí mismo con las respuestas que necesitas.
En cualquiera que sea el caso, lo cierto es que necesariamente tendrás que despojarte de cualquier rastro de arrogancia para solicitar ayuda. Recuerda que no saber todas las respuestas es perfectamente natural: todos podemos tener algunas carencias, así como también poseemos fortalezas. La clave está en reconocerlas. Presta atención tanto al lenguaje que usas así como a maneras más sutiles de comunicación como las poses corporales que adoptas para realizar tu petición. Siguiendo estas sencillas claves, las cosas marcharán mucho mejor para tí.
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